domingo, 30 de marzo de 2008

¿Qué estoy haciendo aquí?

El título de este post podría parecer demasiado filosófico pero tiene una inclinación más a lo vanal con un tinte sentimental que a lo reflexivo y existencialista. Hago esta aclaración porque no quiero que se prejuzgue a este post como "de hueva", al menos no por la razón equivocada.

Ya perdí la cuenta de las veces he estado en la situación que voy a plantear a continuación, la mayoría de las veces han sido al compartir momentos con personas con las que no me llevaría de no ser por un simple factor que me obliga a soportarlas. En menos de 48 horas me enfrenté a dos de estas situaciones.

La primera de ellas fue el viernes en el trabajo. Esta semana entró a mi división una mujer, mercadóloga, quien tiene una forma de ser que me irrita bastante. Si algo no soporto es tratar con idiotas y algo peor que eso es tener que enseñales a hacer las cosas. No es que yo sepa mucho pero no se explicar y si a eso le agregamos que ella no da para entender estamos en problemas. Tras quererle explicar como se hace una orden de compra y ver que no da una empece a preguntarme "¿por qué tengo que hacer esto?". Esta pregunta tiene una respuesta muy simple y fuerte: "te pagan por hacerlo". El dinero es una razón poderosa para dejar de lado tus ideales y hacer cosas que bajo otras circunstancias no hariás pero ¿me pagan lo suficiente para aguantar este martirio? Creo que si, pero si las cosas no mejoran tendré que pedir un aumento.

El segundo caso es más significativo. Ayer mientras viajaba en el auto de los padres de la actual dueña de mis quincenas pasé uno de los momentos más incómodos que he pasado con ellos, y eso que mis "suegros" me han hecho pasar varios momentos de estos. Todo comienza con un comentario bastante bobo (por no decir idiota) de la señora, el cual provoca una respuesta sarcástica y un poco hiriente por parte del suegro (bien hecho suegro, ella se lo buscó). Aquí comienza la discusión, la cual no tiene ningún sentido porque están alegando sobre si la futura mujer de un sobrino de no se donde se depila la cejas o no. Como siempre me mantuve callado, golpeando mi cabeza contra la ventana mientras en mi mente pasan preguntas como "¿Qué estoy haciendo aquí?" y "¿por qué tengo que aguantar esto?".


Mi hermano y sus siempre sabias palabras describen bien ésto "andas con ella, no con su familia" y no podría estar más de acuerdo pero vaya que difícil es llevar las cosas a la práctica. Entiendo que mientras ella no corte el cordón umbilical estaré condenado a seguir pasando momentos así; los cuales no se limitan a suceder con sus padres como protagonistas, tambíen están las hermanas mayores y el insoportable hermanito. Otra vez la respuesta a mis preguntas es fuerte sólo que ahora es un poco más complicada y se encuentra ubicada a mi lado dentro de ese automóvil. El "amor" (entrecomillado porque no me gusta ese término pero no encuentro otro para expresarme en este momento) es otra razón por la que hacemos cosas que creiamos fuera de nuestro catálogo pero ni así puedo dejar de preguntarme por qué tengo que aguantar a otra familia cuando ya tengo suficiente al tener que soportar a la mia.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Los beneficios de no pensar

El tiempo que ha pasado desde la noche del lunes que escribí mi último post hasta hace aproximadamente una hora y media mi cabeza fue la sede de un debate entre la razón y el sentir. Mientras uno decía "olvidalo y a lo que sigue" el otro argumentaba "debes luchar un poco más, que no quede nada en ti". Esas dos frases resumen lo que ha pasado en mi mente en ese lapso de tiempo. Un debate sin sentido que entre más avanzaba a menos conclusiones útiles se acercaba. ¿Cuál es la solución para destrabar un debate tan cerrado? Fácil: apague la televisión. Y eso hice, deje de pensar.

La semana pasada escribí sobre cómo el dejarme llevar por el momento resultó en que las cosas salieron lo suficientemente bien como para considerarlo un evento positivo. Basado en eso decidí apagar el cerebro el tiempo justo para que fuera el momento quien llevara las cosas y debo admitir que esta técnica está resultando bastante efectiva.

Ahora más que nunca envidio a aquellos que pueden entender y aprovechar el momento por el que están pasando sin pensar demasiado en las consecuencias. Sigo creyendo que la razón debe tener un papel importante dentro de la toma de decisiones pero ahora he comprendido que no le corresponde el papel principal de la obra, sino un papel secundario donde te evitas riesgos innecesarios permitiendote tomar los que tengan una ganancia probable atractiva.

Todo esto viene porque tras apagar el cerebro caminé a casa de la que hasta ese momento era mi exnovia, aposte un todo o nada y al parecer el destino me sonrió por esta ocasión y nuevamente puedo referirme a ella sin utilizar el prefijo "ex". Que bien se siente salirte con la tuya por una vez y aunque sea un pequeño triunfo lleno de vana y efimera felicidad uno no tiene derecho a despreciarla; como le acabo de decir a mi amiga "lejana/cercana": toma todo lo que puedas porque despues puede que no haya... y eso es lo que voy a hacer hasta que la siguiente crisis amenace con quitarme mi fuente personal de felicidad.

lunes, 24 de marzo de 2008

Sin reparación...

Todo lo que genera más malestar que placer debe de eliminarse pero ¿por qué sacar por completo una muela que tal vez tenga reparación? Que difícil es desprenderse de algo que se quiere aunque ya no tenga mucha utilidad. Las ligaduras emocionales son las más complicadas de romper.

Hace unos minutos terminé con una de las dos mujeres de las que he estado enamorado. No recordaba lo mal que se siente cuando termina a pesar de que uno tenga presente que sus días están contados. Las cosas terminan porque así tiene que ser, es el ciclo de la vida y así como terminan es inevitable que algo nuevo comience aunque por el momento lo que uno menos quiera es pensar en lo que sigue.

Yo sólo quería estar con ella y para ella. Llegué con la firme idea de no dejarla ir simplemente porque no me es tan fácil establecer un vínculo sentimental con alguien y con ella las cosas se fueron dando solas, no voy a negar que por mi mente no cruzó la idea de que si fue tan natural era porque había encontrado por fín alguien para algo estable. Nuevamente me equivoqué.

Estoy convencido de que ella era lo que quiero pero no de la forma en que lo quería. Desde mi punto de vista era necesario hacer un ajuste a la relación pero, como venía sucediendo desde hace un tiempo, no coincidimos. Una amiga cercana vía internet, lejana fisicamente diría "todos sufrimos por igual", seguramente es el único punto donde coincidimos.

Fueron cinco semanas terribles. Pura incertidumbre y nada de bienestar. Una sola visita en treinta y cinco largos días. "Has sido demasiado paciente" diría mi casi hermano; y pude serlo más de haber tenido la oportunidad, ella lo creyó inútil.

Es un hecho que ésto terminó. Desconozco si para bien o para mal pero conozco lo que pasará en las próximas semanas: resignación, asimilación, entierro y esperar que, tal y como lo hace la primera, la segunda reaparezca en mi vida esporádicamente para hacerme ver que lo que tuve no era para mi. Estoy de vuelta en donde comencé y donde parece ser que es mi lugar. No le temo a la soledad porque entiendo que es mi irremediable destino, sólo le temo a no poder disfrutar ni por un momento del camino.

domingo, 23 de marzo de 2008

El lado positivo de ser negativo

Hoy mientras leía la "biblia familiar", nombre con el que mi hermano se refiere al Selecciones del Reader's Digest, me encontré con un artículo que contenía 10 (sí, ¡diez!) consejos para tomar mejores decisiones. Cuando lo leí el título dije "Claro, ¡yo quiero tomar mejores decisiones!" así que me dispuse a leer el citado artículo. Al llegar al consejo número tres encontré algo más que un tip para mejorar mis criterios de decisión. Resulta que según investigadores estadounidenses, con muy poco que hacer, han observado que "las personas tristes se tomaban tiempo para analizar las opciones que tenían, y acababan por elegir las mejores"*. Así que si un día se encuentran tristes y quieren sacar provecho de ello sólo tienen que rentarse como consejeros matrimoniales, psicologos amateur o asesores patrimoniales y tendrán una forma efectiva de comercializar su tristeza. Pero los beneficios de ser un tipo triste no terminan ahí, este estado viene acompañado de más y mejores características ya que "muchos estudios indican que los individuos deprimidos tienen la visión más realista del mundo"*. Cómo si no fuera suficiente sentir que la vida no vale nada y que el futuro no tiene una razón esperanzadora para seguir abriendo los ojitos cada mañana, ahora resulta que la forma en que un depresivo ve el mundo es la forma más cercana a lo que la realidad es... aquí es cuando desearía haber nacido con la mitad de mi cerebro para poder ver la vida como resulta que no es. El gran cierre del consejo número tres de este interesantísimo artículo es la asignación de un nombre a esta forma de ver la vida: "realismo depresivo"*; pésima forma de consolar a quienes les acabas de decir "tenías razón, la vida es una mierda pero tu eres el único que la ve tal y como es". Tras todo esto recorde por qué no leo la biblia...



*Selecciones Reader's Digest. Marzo 2008. 10 formas de tomar mejores decisiones. Pag. 79

sábado, 22 de marzo de 2008

Consejos laborales

Es sábado 22 de marzo a las 9:58 a.m. y me encuentro en la oficina debido a que los malditos explotadores que firman los cheques decidieron que no desquitamos nuestro sueldo lo suficiente como para ganarnos el sábado de gloria libre. En fin, no me queda de otra más que aguantar encerrado hasta la 1:30 p.m. para ser libre.

Hace unos minutos platicaba con un compañero, quien me duplica la edad y es el más veterano de mi división, sobre la desgracia que es trabajar mientras el resto del mundo se encuentra de puente. La plática fue de esas donde de un tema brincas a otro sin darte cuenta. La conversación dió un giro extraño ya que llegó a un punto donde se convirtió en una especie de seminario optimista que me causó bastante gracia aunque tras razonarlo un instante parece que el consejo estilo "de padre a hijo" que me dieron no es tan incoherente. Mi compañero dice que para lograr algo "tienes que creertela primero y estar dispuesto a mandar a la chingada lo que no salga" y con esto se refiere a que debes creerte capaz de alcanzar lo que sea que intentes dejando de lado los posibles fracasos. Este consejo es algo trillado, lo sé, pero no deja de intrigarme como es que la gente en verdad está segura de su efectividad. No es la primera vez que me dan esta receta y debo admitir que en alguna época de mi vida la puse en práctica; ironicamente ese semestre me fue bastante bien aunque no pude evitar que mi naturaleza hiciera lo suyo y volver a mi constante depresión y pesimismo... como diría el filosofo y poeta del siglo pasado José José: "uno no es lo que quiere sino lo que puede ser".

Dentro de la plática hubo un par de consejos más pero éste fue el que más llamó mi atención debido a que me sigo asombrando de como la gente es óptimista a pesar de las adversidades. El tipo del que habló se considera "un tipo con suerte" ya que las cosas se le han ido dando a lo largo de su vida. Está por terminar de pagar su casa, ha tenido "viejas por montones" sin considerarse un perro, entre otras cosas tan sólo luchando por lo que quiere y si las cosas no salen "pues tu te lo pierdes pinche vieja". Su filosofía requiere de un manejo excelente del autoestima, donde tras cada fallo se debe decir "a la chingada con esto" e intentar nuevamente con otro prospecto.

¿Cuántas veces no he querido mandar todo a la chingada sin poder hacerlo? Hace mucho llegue a la conclusión de que todo, sin importar de que hables, debe eliminarse cuando produce más malestar que placer, o lo que es lo mismo: cuando se convierte en un problema. Pero ¿por qué es tan difícil terminar una relación cuando ésta te genera más problemas que gratificaciones? No hablo sólo de relaciones de pareja, también me estoy refiriendo a relaciones familiares, laborales o de amistad. Existen muchos casos de mujeres golpeadas por sus maridos y que a pesar de eso no se separan, de novios que sólo discuten y ya no disfrutan de pasar tiempo juntos, familias que únicamente se ven las caras porque viven bajo el mismo techo, empleados que odian lo que hacen y aún así no buscan otro trabajo... tantos casos como estaciones de A.M. con programas donde prometen tener la solución a todos ellos y en todos los casos se tiene la misma pregunta con una sola respuesta coherente desde mi visión particular: ninguno de ellos quiere perder lo único que tiene seguro.

La sabiduria popular nunca se equivoca y reza "más vale pajaro en mano...". El problema de seguir al pueblo es que tal vez no se equivoque pero rara vez elige lo más sano. ¿De qué sirve tener algo que no funciona? No tiene ningún caso trabajar en un caso pérdido pero ¿y si no encuentro nada más? El miedo a perder lo que se tiene nos mantiene ahí. Podrá ser la peor persona/cosa/situación pero es mío y de nadie más...

En fin, me parece que este post me está poniendo a pensar demasiado en mis dañadas relaciones y como me niego a amargarme tan temprano: a la chingada con esto...
_______________________________________________________

P.D. Como ya dije, esta es semana de cumpleaños: Feliz cumpleaños hermano... se que difícilmente será feliz pero la esperanza muere al último... al menos eso dicen.

miércoles, 19 de marzo de 2008

Apagando el cerebro

Esta semana ha sido de cumpleaños. Ayer fue cumpleaños de una amiga a la que no veía hace más de un año por lo que decidí caer a su mini-celebración a sabiendas de que no me esperaría. Lo interesante aquí fue que la festejada no fue la única que se llevó una sorpresa. En esa reunión se encontraba la que, considerando mi corta lista de amores, es el amor de mi vida y como era de esperarse la tensión se dejo sentir. Lo raro de esa noche es que terminé llevandola a su casa y besándola. No se por qué lo hice, sólo seguí mis impulsos, cosa que casi nunca hago, pero por una vez se sintió bien hacerle caso a otra cosa que no fuera mi cabeza.

Tras esta experiencia confirme lo que ya sabía pero nunca había puesto en práctica: pensar es malo para la salud. Trataré que en futuras ocasiones mi cabeza se desconecte y permita al resto de mi cuerpo actuar como se supone debe. Si las cosas están jodidas difícilmente podrían empeorar si apago el cerebro por un momento.

domingo, 16 de marzo de 2008

Sobre las relaciones

El viernes por la noche asistí al cumpleaños de un par de amigos. Uno de ellos era un amigo muy cercano en mi último año preparatoriano y él es el tema principal de este post. En la época citada este muchacho, al que denominare "X", andaba con la que desde mi punto de vista es la mujer ideal, o cuando menos es el modelo de mujer con la que me gustaría estar. Califico así a esta chica, de nombre clave "Y", porque algo que me agradaba de ella era que cuando estaba con X se la pasaban riendo, cuando convivía con nosotros entendía nuestro humor (el cual es bastante raro y difícil de entender muchas veces) y terminó por convertirse en una más de nosotros. Su relación era el ejemplo perfecto de lo que para mi es una relación saludable y envidiable. Desconozco la razón por la que terminaron un poco después de cumplir dos años de relación, lo que si sé es que ellos están hechos el uno para el otro. Volviendo a la noche del viernes, estos dos personajes se reencontraron ahí. Esto no quiere decir que no se hayan visto desde que cortaron o que no supieran nada del otro pero creo que es de las primeras veces que se encuentran sin que alguno de los dos lleve a su pareja del momento. Verlos juntos es algo que por alguna razón me da gusto; se ven felices y se la pasan tan bien juntos que me obligan a preguntarme por qué no siguen juntos.

Me causa un cierto grado de tristeza ver a dos personas que estimo separadas cuando claramente podrían estar mejor como pareja. Debo confesar que presenciar esto me provoco un ataque momentaneo de tristeza que ni los efectos del alcohol, al que solía llamar "felicidad embotellada", pudieron evitar. Creo que parte de los motivos de mi depresión momentanea fue mi mala costumbre de proyectarme en las cosas que veo. Honestamente envidio bastante la relación que llevan esos dos ya que hasta el momento no he estado con alguien con quien me entienda de esa forma. La otra parte creo que se debe a que este evento me hizo recordar que mi relación actual comienza a apestar, justo como el resto de mi vida, y parece que pronto volveré a la soledad (pero eso es material para otro post).

Todo esto me hizo notar que la gente gusta de sufrir cuando tiene en sus narices una opción más adecuada para estar bien. No entiendo por qué aferrarse a algo que no está bien. "Y" actualmente se encuentra en una relación no muy fructifera al grado de que ella está buscando como "igualar el marcador" con su novio en cuanto a infidelidades se refiere. "X" está aun peor, él admite desear algo estable pero se la pasa persiguiendo ninfómanas que no quieren nada serio. Desde mi lugar es fácil apreciar que si esos dos regresaran sus problemas se resuelven, una tiene a alguien que la quiere y que, creo, no la engañará y el otro consigue una relación estable con alguien a quien nunca ha dejado de querer.

Tras este análisis sobre las relaciones llegué a la conclusión de que todo sería más fácil si se implementará el sistema de relaciones que se plantea en "Un mundo feliz": nadie debería involucrarse sentimentalmente; de esta forma todo sería diversión y nada de sufrimiento. Se que al quitar los sentimientos de esta ecuación se estaría perdiendo gran parte del atractivo de involucrarse con alguien pero, si somos objetivos, qué más da si de todas formas vamos a preferir la opción que menos nos retribuya.

sábado, 15 de marzo de 2008

Sueños y otras nimiedades

La noche del jueves platicaba con el más cercano de mis amigos, en lugar de dormir para poder levantarme a tiempo al día siguiente, sobre cómo es que nuestras vidas dieron un cambio brusco en los últimos tres años; cambio que nos ha obligado a tomar medidas sobre la marcha. Dentro de esta conversación coincidimos en que hemos hecho las cosas de la mejor manera posible tomando en cuenta nuestras circunstancias tan limitantes y la premura de actuar para resolver los problemas que iban surgiendo, o por lo menos hacer que las cosas empeoraran más lento, pero como parte del proceso tuvimos que enterrar nuestros sueños para poder aceptar de la mejor forma nuestras nuevas condiciones de vida.

En mi caso particular, a lo largo de estos años, he ido matando mis sueños uno a uno. Para el 2007 ya sólo tenía tres: reproducirme algún día, terminar mis estudios un semestre antes de lo planeado para por fin ser libre de que mis conocimientos sean evaluados por un tipo que no sabe nada de verdadera importancia y huir de mi casa antes de cumplir los veintitres años de residencia fuera del útero de mi madre. El primero de ellos fue enterrado en el transcurso del año pasado debido a mi temor de heredar a mi descendencia los genes que según yo me hacen infeliz ya que si algo no podría soportar sería la carga de saber que traje al mundo a otro infeliz. Con esto no quiero decir que me niego a tener hijos algún día, se que probablemente pase pero digamos que no será algo que estaré buscando como meta. El número dos terminó siendo asesinado por el destino, el cual decidió darme una patada y forzarme a buscar un empleo. Ésto finalmente no ha sido tan malo, tengo un trabajo bastante decente que me ha permitido mantenerme a flote pero a pesar de ello no deja de ser desmotivante que además de no poder terminar en el corto plazo con esa obligacion escolar que tanto me amarga ahora resulta que estoy condenado a por lo menos aumentarle seis meses más de sufrimiento escolar a mi vida. Para este 2008 el único sueño que sobrevive es el tercero de los listados anteriormente. El problema con él es que actualmente no veo para cuando poder salirme de aquí y para ponerle más intensidad al asunto mi casa me está asfixiando lo que hace que me aferre a este sueño moribundo con tal de tener algo por qué luchar.

Mi conversación del jueves terminó con la conclusión de que en gran medida somos infelices, y en mi caso me siento vacio, porque carecemos de sueños que nos permitan creer que la felicidad está a nuestro alcance. Desde esa noche le he estado dando vueltas a la pregunta "¿Por qué no tengo un sueño de verdad?" Salir de mi casa ha dejado de ser un sueño puro para convertirse en una necesidad de salud mental, no evitará que me vuelva más extraño pero si lo haré a un ritmo más lento, por lo cual no tengo ese algo que todos requerimos para levantarnos cada mañana. ¿Cómo se consigue un sueño? ¿Donde puedo comprar uno? ¿Alguien querrá prestarme un sueño que no utilice? No se que es lo que quiero de mi vida pero si se que quiero tener un sueño que me permita fantasear con ser feliz algún día.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Visión particular

La semana pasada, en una de esas caminatas de tres cuadras que hago para ir de la oficina en la que trabajo a las oficinas centrales de la empresa que expide un cheque mensual a mi nombre, me encontré con uno de esos personajes urbanos que obligan a cualquiera a hacer un comentario que mezcla la compasión con la lástima y desde ese día no he podido sacarme nuestro encuentro de la cabeza. Este personaje es una señora que vive en las calles de la colonia Roma, una de tantas personas que hacen lo mismo pero lo que la hace "especial" es que ella no pide dinero, ni le interesa, más bien su oficio es el de arreglar su mundo particular. Esta señora padece de sus facultades mentales, no quiero denominarla "loca" porque considero que habemos algunos que encajamos más en esa clasificación pero ante el público fingimos ser "socialmente aceptados". No era la primera vez que nos encontrabamos pero si la primera donde ambos pudimos apreciar la presencia del otro (en otras ocasiones ella estaba dormida en la entrada de un edificio) aunque ella decidió no ejercer su derecho a prestarme atención puesto que estaba concentrada en explicarle a su compañero cómo debía de realizar alguna actividad que según pude apreciar era de suma importancia. Hasta aquí todo parece un encuentro entre un oficinista mal pagado y un indigente de lo más común en esta ciudad y así fue, lo interesante de este encuentro es el hecho de que el compañero de la señora únicamente estaba en su imaginación. Ahora el relato parece un encuentro entre un oficinista mal pagado y una loca, nuevamente un evento común en una ciudad como ésta y nuevamente así es. La diferencia entre todos esos encuentros que suceden a diario y el mío es el hecho de que para todos los demás esos locos/as son invisibles mientras que para mi esta señora fue motivo de reflexión, y no porque yo sea la persona más interesada en ayudar al prójimo (eso sería la cosa más hipócrita y falsa que pudiera decir) sino porque la señora me hizo envidiar lo que tiene y de lo cual carezco.

No tengo idea de cuantas veces he hecho las cosas por obligación. Estudio por obligación, trabajo por obligación, trato a muchas personas por obligación, vivo por obligación... pero esta señora hace las cosas porque quiere, no se preocupa por donde dormirá, por lo que comerá, por si se bañará; si quiere reprender a alguien para enseñarle el camino de la verdad lo hace sin preguntarle a nadie. Ella es dueña de su vida y no le debe nada a nadie, ni a ella misma, como para tener que andar haciendo cosas que no le gustan. Entiendo que un argumento en contra de lo que estoy diciendo es "pero qué clase de vida lleva la señora" y estoy de acuerdo, si seguimos los estándares sociales con los que hemos crecido entonces la calidad de vida de esta persona está muy por abajo de un nivel "aceptable" pero no se que daría por tener esa motivación que debe dar el poder ver la vida como tu la quieres, poder estar acompañado por quien me plazca, poder estar donde quiero estar y cambiar mi situación a mi antojo. Estoy cansado de ser víctima de esa visión particular que me tocó, donde el futuro más optimista es el morir a los sesenta a más tardar, quiero tener la visión que tiene esa señora del mundo donde el barril de petroleo puede subir sin importarle (no es que me importe mucho realmente pero quién puede evitar escandalizarse con esos precios) y lo que me parece más deprimente de todo este asunto es que sólo una persona "desequilibrada mental" pueda tener un manejo tan eficiente de su entorno.

martes, 11 de marzo de 2008

Trascendencia cerebral

Durante las últimas dos semanas a mi cerebro no le ha sido suficiente fastidiarme a través de pensamientos amargos que lo único que hacen es darle al vacío una razón para manifestarse sino que ahora este muchacho, que se supone administra al resto de mi cuerpo, ha decidido que su papel como hogar de mis múltiples "yo" le queda chico y su forma de protestar es provocandome dolores de cabeza que duran casi veinticuatro horas. Si a mi estado anímico regular, pesimismo depresivo, le sumamos una molestia física obtenemos un estado donde lo único que deseo es transmitir mi molestia al primer individuo que se ponga en mi camino lo cual no es nada saludable cuando por tu trabajo tienes que tratar con mucha más gente de la que quisieras. Aún no logro descubrir las razones que pueda tener mi cerebro para molestarme más de lo normal. Tengo varias teorías, cada una más estúpida que la anterior, desde "seguramente te vas a enfermar" hasta "debe ser el tumor que te hace ser una persona infeliz" pasando por "otro desbalance químico en tu cerebro" pero ninguna de ellas me satisface completamente. Siempre he creido que algo esta mal en mi cabeza, que no puede ser normal que piense tantas cosas depresivas y no pueda pensar algo que me ayude a salir de ese agujero. Dicen que la felicidad se encuentra dentro de cada persona, si es que tal cosa existe, pero ¿qué se hace cuando en el interior sólo se encuentran más razones para quedarse en cama hasta que llegue el final?

Por el momento la única salida definitiva es volarme la cabeza pero mi intención es soportar unos cuantos años más esperando que la vida mejore en un futuro no tan lejano por lo que tendré que negociar con mi cerebro para llegar a un acuerdo donde me deje de fastidiar físicamente y sus demandas sean cumplidas, no puedo dejar a mis "yo" sin un hogar donde discutir por quién de todos será el que tome las malas decisiones del día.

lunes, 10 de marzo de 2008

¿Qué es el vacío?

No se bien como definir esta sensación que me acompaña todo el tiempo desde hace ya bastantes años. Hasta hace poco, un año a lo más, la denominé como "vacío" y después de hacer un recuento noté que es algo que he experimentado desde mis años preparatorianos y desde entonces ha ido subiendo de intensidad. Este "vacío" consiste de una parte física y otra mental. La parte física se caracteriza por crear un hueco en mi estomago que crece hasta alcanzar mis extremidades, una especie de escalofrio que avanza a lo largo de mi cuerpo. Considero que es un vacío porque de algún modo la sensación que me da es la de que dentro de mi falta algo (en entradas futuras ire proponiendo mis teorias sobre que es lo que me falta). El escalofrío que aparece junto con el vacío es en cierto modo la respuesta negativa del resto de mi cuerpo a verse absorbido por ese hueco existencial. La parte mental es más compleja pero siempre comienza de la misma manera: me percato de que el vacío no tiene nada con que entretenerse, debido a los síntomas físicos, que está ahí llamando mi atención y lo único que puedo pensar es en las razones de su aparición, en qué es lo que me falta para dejarme de sentir así, por qué no puedo tener algo que me haga sentir bien la mayor parte del tiempo... y podría continuar con las preguntas sin respuesta por horas pero la verdad no creo que haga falta poner más ejemplos.

Al principio mencioné que este vacio me acompaña todos los días lo cual implicaría que todos los días me siento mal pero no es así, al menos no durante el día entero. He notado que dicho vacio puede llenarse de diversas formas y con resultados de duración variable. Existen actividades que me relajan y me hacen sentir bien, lo cual implica que el vacío no muestra ninguno de sus signos característicos; esto generalmente sucede cuando estoy con personas con las que disfruto pasar el rato. Otra manera de llenar el vacío es mantener mi mente ocupada, de esta forma evito que mi propio cerebro sea el que genere todo. Uno podría pensar que aplicando este tipo de "soluciones" podría evitar sentir que me falta algo, pero como ya dije el vacío siempre está y sólo se encuentra ocupado momentaneamente ya que uno nunca sabe que estimulo exterior provocará que aquello que lo está llenando salga para que mi cuerpo reciba una dosis de esa sensación que describí en el parrafo anterior.

Lo díficil de este tema es que no puedo quedarme a solas un momento porque de inmediato empiezo a sentir que carezco de una razón para continuar con lo que sea que se supone estoy haciendo en esta vida. Finalmente todo se podría resumir en que soy un existencialista, y muy probablemente lo sea, pero de algún modo es mi propia naturaleza la que disfruta de todo esto porque sino no entiendo por qué aún no he decidido renunciar a esta oportunidad de vivir que jamás pedí. Bueno, ya he explicado uno de los fenómenos más frecuentes en mí y muy probablemente vuelva a hacer referencia a él en este blog ya que gran parte del daño mental que sufro es gracias a como me siento por culpa de este vacío.

domingo, 9 de marzo de 2008

Justificación

Después de mucho pensarlo decidí tomarle la palabra a una amiga que también tiene un blog personal, quien me aconsejo que hiciera un blog y aquí me tienen. La intención de este blog es simplemente sacar toda la basura que mi cabeza genera a lo largo del día. ¿Por qué decidí escribirlo? Porque después de meditarlo llegué a la conclusión de que necesito poner en alguna parte todos esos pensamientos que tanto me amargan y el único lugar donde harán el menor daño es aquí. Soy de la idea de que no debes darle a una sóla persona las armas suficientes para destrozarte, por esa razón no le cuento todos mis problemas a alguien en particular sino que prefiero confesar un par por individuo que tenga mi confianza pero como en este blog pretendo escribir gran parte de mis problemas he decidido aprovecharme del anonimato que proporciona internet para escribir libremente acerca de lo que pasa todos los días en mi cabeza. Aún así creo que no podré evitar hacer referencias a mi persona, dando pistas voluntarias e involuntarias de quien soy empezando por el seudónimo que elegí. ¿Por qué Janus? Janus es el dios romano de los cambios y las transiciones (gracias Wikipedia) y actualmente me encuentro en una transición bastante desagradable por lo cual me parece que el seudónimo es apropiado para la ocasión aunque también debo confesar que éste es una referencia indirecta al nick que utilizo regularmente por lo que aquí esta la primer pista de mi identidad. Es bastante pretencioso creer que alguien leerá esto y lo es aún más creer que a alguien le importará saber quien es el dañado psicologicamente que escribe aquí pero no puedo evitar escribir como si le estuviera hablando a alguien, finalmente lo que estoy haciendo es transmitir mis pensamientos a otra persona o lugar para evitar que me sigan dañando el cerebro. Volviendo a la justificación de este blog, el título se debe principalmente a que mientras escriba aquí haré referencia al vacio que siento a lo largo de los días (posteriormente abundaré sobre el tema). Había pensado en utilizar un título más elaborado pero muchos de los que me vinieron a la mente eran clichés a los que no quise hacer referencia. En fín, basta de dar explicaciones. A partir de mañana comenzaré a compartir todos mis problemas mentales, los cuales son muchos en este momento, con esta red de información que no necesita a otro personaje que le aporte su monton de basura pero de todas formas lo haré.