lunes, 24 de agosto de 2009

De película


Me desperté más harto que lo habitual para ser lunes, que ya es mucho decir. Llegué al metro a la hora acostumbrada pero no pude abordar ningún vagón tras poco más de media hora de ver pasar trenes naranjas frente a mi. Para ser honesto ni siquiera intenté subirme una sola vez, no estaba de humor para lanzarme a esa lata de sardinas con ruedas.

Regrese a casa, harto de tener esta rutina de oficinista, decidido a no ir a la oficina. Me justifiqué con una falsa enfermedad estomacal que me impide alejarme mucho del sanitario y procedí a quitarme el disfraz. Estoy haciendo algo parecido al home office, únicamente contesto correos y si me dan ganas tal vez trate de terminar un archivo que tengo pendiente. Ironicamnte el día que decido faltar me busca un subdirector, mi mentira ya llego hasta el tercer piso de la empresa.

Me siento como en una de esas películas que me gusta ver porque me siento identificado; una mezcla entre El ladrón de Orquideas, Más extraño que la ficción y la última que fuí a ver, Nueva York en escena pero región 4 y con un presupuesto bastante bajo.




A veces me pregunto quien me interpretaría si en verdad esto fuera una película pero creo probablemente todo se quedaría en un mal libreto.

jueves, 20 de agosto de 2009

Tiempo pasado VII - Trajineras

Estudié la preparatoria al sur de la ciudad a pesar de vivir a más de 30 km de ahí. Por ese entonces una costumbre de la citada preparatoria era festejar el fin de semestre con un viaje masivo por los canales de Xochimilco a bordo de una hermosa trajinera llena de agujeros y acompañados de mucho alcohol barato. También en ese entonces yo era un ñoño miedoso que jamás había probado el alcohol a espaldas de sus padres y ya ni hablemos de ponerse borracho con algo que no fuera rompope.

Para la primera ocasión en que fuí invitado a una representación tercermundista del Titanic me negué rotundamente poniendo pretextos ñoños como era de esperarse. Nunca conté con que mis amigos llamarían a mi madre para pedirle permiso y que ésta respondería afirmativamente. Por tal motivo tuve que hacer uso de mis mejores técnicas de escape para llegar sano y sobrio a mi casa.

La siguiente ocasión donde se organizó una de estas pintorescas excursiones, mi grupo de amigos era ya más extenso. Esa vez llegué hasta el embarcadero aunque nunca tuve la intención de abordar el vehículo flotante. Afortundamente no iba solo, me acompañaba el más uraño de mis amigos en ese entonces con quien, aprovechando el descuido de todos, empredí la graciosa huída. Aún recuerdo como corriamos perseguidos por Shikamaru y otro sujeto, quien terminaría lesionado tras estrellarse con un poste lo que a la postre terminaría fastidiándole la experiencia.

Como dice el dicho, la tercera fue la vencida. Ya con un par de años más decidí que era hora de por fin vivir lo que según la mayoría era algo divertido. Era cuarto semestre de prepa y yo seguía sin conocer lo que era estar bajo los efectos del alcohol pero esa tarde tras consumir una, probablemente dos caguamas, descubrí lo benéfico que puede resultar ese elixir de cebada. Fue en una trajinera donde tuve mi primer borrachera y vaya que resultó divertido.

Me arrepiento del tiempo que desperdicié huyendo del alcohol por culpa de ese condicionamiento del que fuí víctima por tantos años. Afortunadamente cuento con amigos (si, hasta la fecha cuanto con ellos) que aguantaron mis huídas y que ahora, gracias a su insistencia, tienen que aguantar mis malacopeses.


Todo esto para no hablar de la depresión que me ando cargando... o que me anda cargando mejor dicho.

domingo, 16 de agosto de 2009

Análisis profesional del análisis

Asistí a mi cita puntual como cada mes. El día de hoy me sentí como esa primera vez cuando entré con miedo a descubrir lo que al final ya sabía pero no quería enfrentar. En ese entonces ya había tocado fondo y requería de ayuda especializada, la cual me llegó en buen momento gracias a M1. Creo que está semana toqué fondo otra vez, no un fondo tan bajo como el de hace ocho meses pero fondo a fín de cuentas. En el post anterior relaté como me di cuenta de una de mis peores características me tiene atado y no me deja seguir, el día de hoy fue el tema de mi sesión.

Empecé relatando cómo fue mi hallazgo y después las conclusiones que saqué de eso. Fuí muy específico en cuanto a mi masoquismo psicológico y hasta utilicé el término que Relax propuso en su comentario: estoy acostumbrado a revolcarme en mi mierda. Hice una analogía sobre lo que me pasa "es como cuando uno tiene comezón, la solución es rascarse pero en mi caso no sólo no me rasco sino que al darme cuenta yo mismo me genero más comezón y no hago nada por remediarlo"

El análisis por parte de mi psicóloga fue que me he acostumbrado a vivir en un sistema de malestar donde necesito sentir que tengo un problema para poder existir. He basado todas mis acciones en estar quejándome que ya olvidé como se trabaja de otra manera por lo que he enfocado mis pensamientos en encontrar un problema más que resolver que en el bienestar que se experimenta por tener una vida tranquila y ordenada. Por eso mi afición por las mujeres complicadas y que puedan hacerme pedazos a la primera de cambio, las mujeres tranquilas con quienes se pueda compartir la paz de una relación no ayudan a mi sistema.

También identificamos que trabajo bajo fuerzas externas que me obliguen a realizar una tarea, como identificar la forma más eficiente de llegar al trabajo a tiempo cuando viajo en metro, pero cuando se trata de cosas que únicamente me afectan a mi como lo es cerrar el ciclo con M2, donde a ella o al resto del mundo les importa un carajo si le hablo o no pero para mi puede significar el salir del agujero donde me encuentro, entonces decido quedarme donde estoy beneficiando el actual sistema por el que me rijo.

De nada sirve haberme dado cuenta del sistema con el que me manejo si no lo corrijo y lo oriento a buscar la tranquilidad pero no se por donde empezar. La primera recomendación es que vaya tras M2 y vea que es lo que pasa, mi idea es que debo empezar por algo más sencillo como lo es volver a hacer ejercicio a la hora que sea y terminar completamente agotado como también Relax lo recomendó. ¿Alguien tiene alguna sugerencia mejor que no implique armas de fuego ni explosivos?

viernes, 14 de agosto de 2009

Análisis del análisis

Como ya se ha mencionado con anterioridad en este blog, uno de mis más grandes vicios es sobreanalizar las cosas. Cuando no tengo nada que hacer mi mente de inmediato encuentra algún tema al cual darle vueltas, muchas vueltas, hasta que ya no se cual era la intención original de dicho ejercicio llegando a creer que probablemente nunca hubo un objetivo claro para llevarlo a cabo. Por eso trato de mantener mi mente ocupada cuando viajo en metro y si me llegasen a encontrar en dicho transporte podrían identificarme porque casi siempre ando cargando un libro que me aleje de los malos pensamientos.

El pasado martes ni ese libro nuevo completamente desconocido para mí pudo evitar que mi cabeza divagara. En últimas fechas lo primero que me viene a la mente es algo que me provoque tristeza: comienzo a hacerme preguntas, a imaginarme posibles escenarios para esos hubieras, creo una baraja de opciones para salir de agujero para finalmente explicarme por qué todas van a fracasar. Este martes el tema seleccionado fue uno de mis favoritos, M2. Si, ya se que chole con ese tema, ya lo he pensando y precisamente de ese análisis del análisis es de lo que trata este post.

Ese día, al realizar el transbordo de la línea B a la linea 8 del metro rumbo al trabajo y llevar todo el camino hasta ese momento causandome dolor por el tema ya mencionado me puse a pensar sobre el por qué de mi inclinación a estar pensando estupideces que me hagan sentir triste. Las conclusiones no me gustaron puesto que no encontré otra razón que no fuera el hecho de que en algún nivel, seguramente rayando en lo patológico, disfruto de estar triste creandome problemas que no tengo.

Platiqué al respecto con Shikamaru quien procedió a darme un regaño sobre lo inútil que es mantenerme en ese estado donde ni me hundo en mi mierda ni hago nada para salir de ella*. De nada me sirve estar arrancándome las costras de esas heridas que ya deberían estar por cerrar si no encuentro en dicha actividad una razón que me obligue a esfozarme por remediar esa situación de incomodidad.

Ahora nuevamente me encuentro en ese punto donde no se a qué viene todo este análisis ya que no veo de que me sirva estar consciente de este hecho si no haré nada por convertirlo en motor de mos actividades en busca de algo mejor. Afortunadamente esta semana tengo cita con la psicóloga con quien podré dialogar seriamente al respecto, ya les postearé lo que me diga si vale la pena.

*Esta es la interpretación del autor, puede que el citado sujeto no haya dicho precisamente lo aqui expresado.

jueves, 6 de agosto de 2009

2... y lo que falta

Hoy hace dos años que entré a trabajar a este lugar. En estos dos años he aprendido muchas cosas en distintos ámbitos de la vida. Gracias a este empleo, y sobretodo gracias a mi prima-exjefa que me colocó como becario, pude terminar la carrera. Aquí he aprendido muchas cosas que son ejemplo de lo que no se debe hacer.

Como primer empleo creo que en términos generales ha sido una buena experiencia llena de aprendizajes que debo aprovechar. Que bien suena eso de tener un currículum donde de entrada se vea que tuviste un trabajo estable y que escalaste lugares rápidamente. A pesar de todo esto creo que es hora de buscar nuevos aires.

En fin, que rápido se van dos años.

martes, 4 de agosto de 2009

Te volví a extrañar

Hoy te volví a extrañar como hacía tiempo no lo hacía. Por alguna razón me vi en la necesidad de releer la carta que me diste en mi cumpleaños de hace dos años, la que me encontré el sábado mientras limpiaba el closet al abrir la carpeta de todo aquello que he coleccionado en mi vida.

Mientras manejaba de regreso a casa, vi la imagen de ese sobre verde metido en la solapa de la carpeta. Al llegar a casa supe que si no la leía no iba a estar tranquilo por lo que tomé la carta y comencé a leer sabiendo que el resultado sería extrañarte todavía más.

No recordaba, o no quise recordar, lo que habías escrito. Apenas llevábamos un mes juntos y todo era felicidad en ese entonces. En la carta me recuerdas como te conocí, como fuimos acercándonos y que cobarde fuí al dejar pasar tanto tiempo para decirte lo que sentía cuando ya todos me habían dicho que era más que obvio que tu y yo ya no eramos sólo amigos. También mencionas como fue que me decidí finalmente a decirte que te adoraba y lo bien que la pasábamos juntos en el poco tiempo que podíamos compartir.

Ahora es cuando me pregunto por qué fuí tan idiota para dejarte ir. Nunca me he caracterizado por ser un luchador pero tu valías el intento, aunque bueno, lo intenté una vez y como no funcionó me volví a comportar como yo y deje que las cosas se terminaran jodiendo definitivamente.

Lo que más me duele es leer el final de la historia, cito textual, "y por eso esta historia no tiene final... porque espera llenar muchas hojas más..." Y me duele porque en realidad eres la única con la que me interesaría llenar más hojas, porque desde ese entonces lo quise y no supe como hacerlo y lo sigo queriendo aunque lo más probable es que tu ni te acuerdes de eso. Me deje ganar, como siempre, por el destino en lugar de que por única vez en mi vida hacer las cosas como yo no las haría e intentar hasta que no quedará nada más de mi. Pero no...

Hoy te volví a extrañar como hacía tiempo no lo hacía y aquí estoy preguntándome si algún día tendré la oportunidad de volver a estar contigo.

sábado, 1 de agosto de 2009

El secreto de la felicidad - Actualizado

Iba a postear un análisis del sueño que tuve hace unos días y que fue objeto del post anterior pero esto es más importante y de última hora por lo que omitiré algo que ya sabíamos para darle paso al descubrimiento más importante de los últimos tiempos.

Después de varios días de pruebas por fin he encontrado el secreto para llegar a la felicidad de forma rápida e indolora. Muchos no compartirán los resultados y habrá muchas críticas al respecto pero no importa.

El secreto para ser feliz y ver la vida de un modo distinto es: Dormir más de 8 horas al día.

En esta semana, 3 de los 7 días dormí 11 hrs (de domingo a lunes), 8.5hrs (de jueves a viernes) y 9.5 hrs (de viernas a sábado) y el común denominador en ambos es el hecho de que me he despertado de buen humor y se podría decir que hasta con ánimo. Los infortunios laborales del lunes y viernes no me afectaron a diferencia de los sucedidos los demás días donde, especialmente el jueves, los molestos incovenientes de mi trabajo ya me tenían al borde de la renuncia.

El siguiente paso de este estudio será descubrir el número exacto de horas que uno debe dormir para ser feliz. El proyecto apenas inicia pero creí importante hacer de conocimiento de todos ustedes este pequeño avance para que comiencen a ser un poco más felices, o comiencen a ser felices según sea el caso. Pongan a prueba este consejo y verán como las cosas se ven de una forma diferente cuando has dormido más de lo necesario.

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Como les dije, no faltaría quien criticara este proyecto. La primera piedra vino directamente desde mi casa, específicamente de mi padre quien al escuchar la tesis de este estudio comentó:
"El secreto para morir joven es dormir demasiado"
A lo que contesté:
"Si ese es el precio por vivir de buenas creo que lo vale"
Algún efecto secundario debía de tener, no se puede ser feliz y esperar que dure eternamente. De todas formas yo planeo morir joven.