martes, 30 de agosto de 2011

Niño de secundaria

Estar en entrenamiento para volverme un agente de seguros exitoso, lo cual se ve lejano si continuo teniendo días como hoy donde todos mis prospectos me dejan plantado, me ha hecho regresar a esa bonita época de la vida donde tu mayor miedo es no haber llevado la tarea: la secundaria.

¿Por qué digo que es la época donde tu mayor miedo era no haber llevado la tarea? Pues porque en ese entonces yo era un ñoño, y probablemente lo sigo siendo, que en los tres años de secundaria no juntó ni 50 reportes y la gran mayoría de ellos era por causas como "No llevó bata al laboratorio" y "No cumplió con la tarea". Como referencia mi hermano, dos años y medio menor que yo, tenía esa misma cifra como mínimo por ciclo escolar y la causa de sus reportes eran por conducta.

En este periodo de entrenamiento me están dando un curso donde supuestamente me dicen lo que debo hacer para obtener clientes y venderles. Cada viernes tengo lo que le llaman "reunión de planeación semanal" que es el eufemismo para "revisión de resultados". En ella mi coach me pregunta cómo me fue en la semana, qué actividades tuve y le asigna valores a cada una. La suma de mis actividades debe dar como resultado 125 puntos, la semana pasada tuve 39. Con esas calificaciones voy a tener que repetir el año.

Son dichas revisiones las que me hacen sentirme de regreso en la secundaria, justo como en aquellas ocasiones donde la orientadora te preguntaba por qué no llevaste la tarea o por qué habías explotado una bomba apestosa en el salón*. Y así, ante mis respuestas a la pregunta "¿por qué estás haciendo las entrevistas así?" recibo un regaño al estilo "NO, yo no te dije eso, te dije que... bla bla bla..." lo que me hace sentir indefenso ante una autoridad que puede expulsarme si me pongo de altanero por lo que prefiero morderme la lengua y aguantar el regaño.

Una vez fuera de la oficina de la orientado...coach me digo a mi mismo "¡carajo, ya no tengo 12 años y no me puede expulsar! Bueno, si puede y pues... ¡que me corra! ¡Total, ni que me pagaran!" Pero me calmo pienso que sólo son 3 meses y que si no vendo pues ni modo, ya gané experiencia en ventas y me puedo poner a buscar trabajo de verdad, que fue como ir a la escuela: pagando por aprender pero en realidad no debería de ser así porque para eso estudíe sepalachigada cuantos años y podría estar ganando dinero en lugar de perder mi tiempo buscando gente que me deja plantado en citas de las 10 de la mañana y haciéndome desperdiciar 5 horas diarias para desplazarme y no generar un sólo peso.

Y pues eso, en lugar de tener un sueldo que me ayude a aminorar mis penas aquí estoy gastando el poco dinero que tengo en aprender lo horrible que es ser vendedor, lo cual pude imaginarme y así me salía gratis, además de recibir el trato de un niño de secundaria.

Mañana no quiero ir a la escuela.

*No había sido yo, sólo fui testigo y ayudé a esconder las pruebas pero ya saben que las maestras tienden a acusar a todos sin preguntar antes.

lunes, 29 de agosto de 2011

Síntoma de depresión # 14

Le comentaba a mi madre sobre un primo que acababa de tuitear "¿dormir demasiado es síntoma de depresión?" pero antes de que pudiera decir nada preguntó "¿le dijiste que ayer dormiste mucho o cómo sabe?"

Ahora ya sé que ella piensa que estoy deprimido. ¿Hasta cuándo va a esperar para traerme mi dosis de drogas controladas? Puede que cuando se decida sea demasiado tarde...

lunes, 22 de agosto de 2011

Mapa

"Digamos que ya estamos en la tierra del masoquismo y ya no tengo guía, ahí no llega el Google Maps. Lo más gracioso es que a mi me obligaste a salir de esa tierra pero tu tienes casa ahí..."

-Violet

El masoquismo es un juego que siempre me ha gustado jugar, por eso me arranco las costras. Cuando no tengo costras que arrancarme entonces yo mismo me hago una, entonces rasco hasta quedar satisfecho. Este es un juego que es más divertido si se juega de a dos.

Querer estar con alguien que está en una situación emocional peor que la tuya y que sea precisamente eso lo que te gusta de ella es masoquismo puro. Uno supuestamente ya tiene suficiente con los problemas propios pero siempre se puede cargar uno más.

Que la niña que más te interesa resulte ser más hábil para levantar mujeres que tu no es algo que deba hacerla más atractiva. Asegurar que podrías salir con ella mientras ella sale con otros/otras no es algo positivo según la opinión de la gente normal. Parece ser que la lógica dice que debes buscar alguien que te saque del agujero no que te ayude a seguir cavando, pero mi mapa dice que ahí está el tesoro y me niego a irme sin encontrarlo.

sábado, 20 de agosto de 2011

Opiniones

Llevo un rato tratando de escribir sobre el malestar que me invade por el hecho de que durante las últimas semanas he tenido que escuchar las opiniones de medio mundo sobre mi persona y resulta que soy más agresivo de lo que pensaba, opinión que hasta los miembros de mi familia comparten y que me hicieron saber durante el desayuno; parece ser que mis habilidades sociales están peor de lo que pensaba.

Desafortunadamente, después de casi una hora no he encontrado las palabras para expresarme como quisiera así que me limitaré a estas líneas y me iré a dormir a ver si así alcanzo la paz interior que me permita escribir al respecto. Hasta entonces, mis queridos amigos del internet.

viernes, 12 de agosto de 2011

Todo es cuestión de actitud

Advertencia: Post largo, muy largo.

Durante mis años de universidad sólo tuve un semestre con promedio superior a 90, el tercero. Ese semestre fue el primero donde llevé sobrecarga tras decidir que cada semestre adelantaría una materia y sacrificaría mis veranos con tal de salir en 8 semestres y no los 9 que duraba mi carrera. Si son asiduos lectores de este blog ya saben que las cosas no fueron así y que terminé atrasándome un semestre en lugar de salir uno antes, pero el motivo de recordar esto no es ese.

En ese tercer semestre hice algo que no pude conseguir en ninguno de los siguientes y que a mi juicio fue lo que derivó en ese 92 de promedio general: mi actitud fue positiva. Los que me conocen, ya sea en persona o por este medio, saben que no soy la persona más optimista del mundo. Me atrevo a decir que optimista no es ni remotamente una de las 20 palabras con las que alguien me describiría. Ese semestre fue distinto porque comencé con la ilusión de alcanzar una meta que me motivaba lo suficiente a pesar de que estudiar nunca fue algo de mi agrado.

Ahora pasemos a una semana atrás...

Platicando con Violet, como siempre, le comenté que me encontraba muy deprimido debido a que mis planes se habían estropeado como siempre. El asunto de vender seguros no era algo que estuviera en mis planes además de que mis habilidades sociales son casi las mismas que las de una piedra, me cuesta mucho trabajo buscar citas por teléfono y en las entrevistas busco terminarlas lo más rápido posible. Las cosas en casa tampoco son mejores y ya ni hablemos de la parte donde no he invitado a salir a M3 debido a que me incomoda tanto no estar en la posibilidad de asumir todos los costos de la salida por más que me digan que eso no es necesario ya que en esta época las mujeres gustan de sentirse independientes y pagar sus cosas y que de seguir así mis posibilidades de tener algo con ella cada vez serán menores. En resumen, estoy harto de la vida otra vez.

Ella me contestó con una analogía que no he podido sacarme de la cabeza y que hasta hoy comparto con ustedes:

"La vida es como esa fiesta la que no querías ir pero te obligaron.
Ya estás ahí así que lo mejor es que pongas buena cara."

He pensado mucho al respecto y aunque la frase tiene sentido me es difícil ponerle buena cara a algo que yo no pedí. A veces uno se cansa de terminar en fiestas que uno no quería y que rara vez terminan poniéndose buenas, o mejor dicho que nunca se ponen buenas.

Y ayer...

En mi conversación y queja diaria con Violet salió de nuevo el tema de la actitud. Uno atrae lo que piensa, dijo, o eso creo que dijo. De lo que estoy seguro es que dijo que debo juntarme con gente positiva porque la mala vibra "se pega". Supongo tiene razón, ya lo decía un profesor en preparatoría: "pendejos llaman pendejos". Lo complicado del asunto es que no conozco mucha gente positiva, seguramente porque yo no soy alguien positivo. A esta edad es difícil juntarse con nuevas personas, no por nada tengo 10 años juntándome con el mismo grupo de amigos que aunque cada año es menor son los únicos con los que me siento a gusto.

Llegamos al día de hoy

Me desperté como siempre: obligado a terminar lo que comencé, más por necesidad que por gusto. El curso de 3 meses al que estoy sometido por parte de la aseguradora para asegurar (ja) mi buen desempeño hoy trató sobre el éxito. Parece que Violet fue quien propuso el tema porque mucho de lo que me dijo anoche estaba en la presentación. Reí y le dije al destino "ya entendí".

Salí decidido a colocar mi primer seguro en mi cita de las 10:30. Con esa idea me dirigí al punto de reunión: una empresa que le da servicio a la empresa donde trabajé dos años cuatro meses y que fue mi primer empleo. Ahí, mientras aplicaba mis mejores técnicas de ventas con la señorita encargada de la facturación, llegó el dueño y director de la empresa. Al reconocerme preguntó "¿qué haces aquí?", le contesté que ando vendiendo seguros, no con esas palabras, y remató con un "mejor ven a trabajar para mi".

Salí de la empresa con una posible oferta laboral, la cual quedaron de confirmarme la semana que entra. El trabajo es muy parecido a lo que desempeñé en esos dos años, labores donde al parecer estoy bien ponderado. Me causó gracia como pensar de forma positiva levemente resultó en una posible salida a esta vida que no me está gustando. Paralelo a lo anterior logré cobrar dos asuntillos que aunque pequeños me servirán para administrar mis deudas y además M3 me reclamó que la tengo abandonada y me orilló a ponerle fecha a que salgamos. Vaya resultados para un ligero cambio.

Aquí es donde empiezan mis conflictos internos. Veo complicado poderme mantener con esto del cambio de actitud sencillamente porque mi naturaleza es otra. Toda una vida considerándome un realista pesimista será difícil de superar, son años enteros de programación que borrar, o por lo menos que apagar. Tarea complicada si quiero que las cosas caminen pero necesito otro semestre de 92, ya estoy harto de aprobar de último minuto.

lunes, 8 de agosto de 2011

Pregunta fuera de tiempo

Motivado por mi pésimo estado de ánimo de los últimos días, mi socio me hizo una pregunta que equivaldría a preguntar si quiero aprender a nadar cuando ya me encuentro 2 metros debajo del agua. La pregunta fue "¿Estás seguro de que quieres emprender?"

Sé que no lo hizo con mala intención pero no sé qué respuesta esperaba si renuncié a mi sueldo fijo por entrarle de lleno a esto del emprendedurismo, yo qué iba a saber que los problemas en casa le iban a partir el hocico a mis planes por enésima vez.

En fin.

domingo, 7 de agosto de 2011

Estúpida galleta de la suerte

El menú de mi comida quincenal con Violet fue comida china, otra vez. La diferencia es que en esta ocasión el postre fueron galletas de la suerte. La mía decía lo siguiente:

"Una sorpresa te liberará"

¿Qué carajos quiere decir eso? El rango de cosas que esa frase abarca va desde ganarte la lotería y liberarte de todas tus preocupaciones hasta morir atropellado por una bicicleta y liberarte de eso que llaman vida.

Esas estúpidas galletas deberían ser más específicas.

martes, 2 de agosto de 2011

Malos pronósticos

Cuando dejé mi empleo en el periódico calculé que pasarían por lo menos seis meses antes de sentirme tan desilusionado como me sentía ahí.

Mis pronósticos fallaron y por mucho.