sábado, 29 de septiembre de 2012

De bajadas que no bajan

Creo firmemente que uno jamás deja la adolescencia, sólo le hace a la mamada ahora si me pasé de lanza. Triste que a mis 25 años esté al pendiente de si le baja a mi novia o no, sobretodo cuando ella me lleva casi 8... par de babosos.

Si las cuentas no me fallan, cuando nos fuimos de vacaciones el 23 de agosto acababan de terminar sus días rojos. De acuerdo a lo anterior debió volverle a pasar por ahí del 20 de este mes. Estamos a 29 y no tengo noticias de que la marea roja se haya presentado. Hace un par de días le pregunté al respecto y me confirmó que aun no sucede pero se dijo tranquila porque puede tratarse de un asunto hormonal y "todavía está en tiempo".

Si las cosas siguen así para el lunes oficialmente estaré muy preocupado, aunque admito que ya lo estoy un poco. Ayer y hoy me la he pasado imaginando qué voy a hacer si resulta que sí tenemos un panque en el horno. Me cuesta verme cargando un niño, menos me veo educándolo o viviendo para pagar gastos derivados de nuestro retoño. La alternativa de abortar no es tan tangible porque ella abiertamente me ha dicho que no podría hacerlo así que de confirmarse mis temores estaré en un gran gran problema. Pero bueno, no me adelantaré hasta que el Don Predictor hable aunque preferería no tener que consultarlo y que la negativa llegara sola. Aquí es cuando extraño a L. que consumía pastillas del día siguiente como si fueran dulces.

Virgencita, sé que no me he portado muy bien pero te prometo que si me sacas de ésta no lo vuelvo a hacer y hasta la vasectomía me hago.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Caída libre

Mucho tiempo sin pasar por aquí, mucho tiempo sin necesitarlo.

Han pasado muchas cosas desde que escribí aquí la última vez, entre ellas mis vacaciones que fueron un éxito. Mi relación con A. alcanzó un nivel que no esperaba, las cosas fluyeron de manera tan natural que hasta nos llegaron a decir que parecíamos recien casados. Aquí les comparto una pequeña imagen de ese fin de semana:

Sí, ella es A.

A partir de nuestro regreso las cosas han empezado a deteriorarse, probablemente en gran medida por mis propias ganas de tener algo malo en mi vida aunque también ella ha puesto de su parte. En las casi cuatro semanas que van desde que volvimos de vacaciones los eventos en los que acompaño a A. y me pregunto cosas como "¿Qué hago aquí?" y "¿Qué es lo que hago con ella?" han aumentado considerablemente. De igual forma siento que ella ahora si espera algo de mi que no le puedo dar.

No puedo poner en orden todo lo que estoy pensando. Me incomoda tanto sentirme vulnerable ante las reacciones de alguien más. Es en estos momentos cuando pienso que estaba mejor solo pero en realidad estoy consciente de que no era así aunque ya no sé si prefiero estar solo con mis problemas mentales generados por mi o acompañado y con problemas mentales generados por alguien más.

No sé cuánto más vaya a durar esto. Me entristece en cierto modo que ni echándole ganas las cosas me salgan bien emocionalmente. Juro que en está ocasión he hecho lo que nunca para que funcione pero parece no ser suficiente. En fin, ya veré como pinta esta semana.